Ir al contenido principal
Logo junta de extremadura

Fragments from AN OVERLAND JOURNEY TO LISBON AT THE CLOSE 0F 1846 by Terence McMahon Hughes (1847)

CHAPTER XII.


   Route from Trujillo to Merida – Miajadas – San Pedro – Newly projected road from Trujillo to Badajoz by Caceres – Merida – Its ancient history – Santa Eulalia – Merida remained a purely Roman town till the eighth century – Entered by the Moors in 715 – The Moorish Alcazar built – The town taken from the Moors in 1229 – The Roman bridge over the Guadiana – The Tajamar – El Conventual – The arch of Trajan – The Casa de los Cerdas – The Casa de los Corvos – The Forum – Remains of the great Roman aqueduct – The Circus Maximus – The ancient theatre – The Naumachia – The convent and chapel of Santa Eulalia – Breakfast at Merida – Lobon – Talavera le Real – Albuera – The battle – French misrepresentation and absurdity.

Badajoz, October 4, 1846.

   FROM Trujillo, which is distant from this place twenty-four leagues, the road first passes through a very rough and stony district, crossing the river Salor by a small bridge. This first stage is usually called “El Confesionario de San Pedro,” in consequence of the number of travellers who are sent here by bandits to their last account, without the ceremony of previous confession. My Andalusian here kept an eye to his gun, which contained a very pretty leaden missive epistolary for the mala gente. Happily, however, there was no occasion for its use.

   Two leagues further is the Puerto de Santa Cruz, situated on the slope of the Sierra of the same name, with 635 inhabitants, and a league further is Villamesia, with 778 inhabitants. Two leagues further is Miajadas, with 4250 inhabitants. Here there is an old castle in good preservation. The surrounding district produces wine, oil, grain, and flax; and the town has some linen looms and flower mills.

   Here we passed a tribe of Gypsies, who stared at us with a kind of savage half-wonder, half-indifference, from the roadside, and as we stopped here to shift the team we had an opportunity of brushing with them a ten minutes acquaintance. The old men had nearly all a confirmed roguish look, while the young in their aspect had more of wildness than of fraud. A Gitano may be known universally in Spain, even more by the mode of wearing his hair than by the depth of his complexion. His hair is invariably worn long, in the wild, unthinned natural mat, and plaited generally in tails descending upon either cheek. His clothing is, for the most part, scanty. Seldom is he encumbered with the pressure of a coat, and if there be any covering on his head it is at most a coloured handkerchief carelessly tied en foulard, while in his hand he bears a long white peeled stick which supports his listless figure in an attitude of lazy repose. His complexion is for the most part a fine clear brown, which in the young men and women may be almost said to be beautiful, and his wild eyes stare at you like those of some untamed animal caught for an instant in the pathless solitudes of nature. The women and children of the tribe are stowed away on maillas or shaggy donkeys, and differ little from the men in appearance and attire; the old are withered hags, the young, with their luxuriant hair and magnificent eyes, provoke from men the attentions which their daring glances return, but a cuchillo is ready to repay too close an approach to familiarity.

Volver al menú Terence McMahon Hughes

Terence McMahon Hughes (biografía)

   (Nacido en 1812 en Newry, Irlanda del Norte y fallecido en 1949 en la misma ciudad) fue escritor Anglo-Irlandés, viajero e hispanista principalmente conocido por su “Revelaciones de España” (1845). Bien educado en la lenguas como el latín, el griego, el alemán, el portugués y el español, también era conocedor de sus literaturas. Pasó siete años en España que dieron como resultado su “Revelaciones de España”, un libro de viaje que contiene comentarios de todo tipo, incluido educación, modales, corridas de toros, enología, contrabando, danza, exclavitud, agricultura, medicina, literatura, prensa, nobleza, universidades y política, entre otros muchos temas. También describió ciudades como Barcelona, Figueras, Zaragoza, Madrid, Sevilla y espacialmente Cádiz, donde pasó la mayoría de su tiempo en España.

   También escribió Irish Stew, or A Taste of Something Spicy and Suitable to the Time (1836), The Biliad or How to Criticize (1846) y An Overland Journey to Lisbon art he Close of 1846; with a picture of the actual state of Spain and Portugal, otro libro de viaje incluyendo una ruta a Lisboa pasando por Irún, San Sebastían, Vitoria, Burgos, Madrid, Talavera de la Reina, Trujillo, Mérida, Badajoz, Elvas y Estremoz. Además escribió los largos poemas Iberian won; A Poem Descriptive of the Peninsular War (1847) sobre la Guerra de la Independencia Española contra las tropas napoleónicas.

Volver al menú Terence McMahon Hughes

Terence McMahon Hughes (biography)

   (Born in 1812 in Newry, Northern Ireland, and died in 1949 in the same town) was an Anglo-Irish writer, traveller and Hispanist mainly known by his Revelations of Spain (1845). Well-educated in languages as Latin, Greek, German, Portuguese and Spanish, he also knew their literature. He spent seven years in Spain, which resulted in his Revelations of Spain, a travel book containing commentaries of all kind, including education, manners, bullfighting, enology, contraband, dance, slavery, agriculture, medicine, literature, newspapers, nobility, universities and politics, among many others. He also describes cities such as Barcelona, Figueras, Zaragoza, Madrid, Seville and especially Cádiz, where he spent most of his time in Spain.

   He also wrote Irish Stew, or A Taste of Something Spicy and Suitable to the Time (1836), The Biliad or How to Criticize (1846) y An Overland Journey to Lisbon at the Close of 1846; with a picture of the actual state of Spain and Portugal (1847), another travel book including a route to Lisbon through Irún, San Sebastián, Vitoria, Burgos, Madrid, Talavera de la Reina, Trujillo, Mérida, Badajoz, Elvas and Estremoz. In addition, he wrote long poems Iberia won: A Poem Descriptive of the Peninsular War (1847) about the Spanish Independence War against the Napoleonic troops.

 

 

Volver al menún Terence McMahon Hughes

 

Fragmentos de CARTAS ESCRITAS DURANTE LA CORTA ESTANCIA EN ESPAÑA Y PORTUGAL por Robert Southey (1797)

PREFACIO.

   En las siguientes cartas he relatado lo que he visto. De las anécdotas, las cuales abundan no hay ninguna de las que dude de su autenticidad. No hay disquisición en economía o política; he dado datos y el Lector puede sacar sus propias conclusiones. El libro está escrito con escrupulosa veracidad; yo nunca ni en lo más mínimo he avivado la narrativa desviándome de la pura verdad.

   He escrito las cosas como me parecieron si alguien mejor informado que yo me encontrase equivocado, le rogaría que se aplicase esta historia.

   Un amigo mío llegó a Falmouth con un ruso que nunca había estado en Inglaterra. Viajaron juntos por Exeter; por el camino el ruso vio un poste de señalización en el cual la inscripción estaba borrada. “No pensé hasta ahora (me dijo) que erigíais crucifijos en Inglaterra.” Su compañero rectificó el error y viendo cerca la señalización del sentido de los carruajes “continúe la marcha por aquí”, él añadió; “si regresaras a casa con este error, podrías decir que los ingleses no sólo erigían cruces en el borde del camino, sino que hay piedras puestas para decir al pasajero donde quitarse el sombrero y donde le está permitido volvérselo a poner otra vez.”

CARTA XIII (página 177)

Lunes, 18 de enero.


   En Trujillo una vez más vimos vajillas Inglesas; pero no conseguimos aprovisionarnos allí, ni siquiera un huevo- Las Cortes lo habían demolido todo por completo. Las cotidianas jarras de barro estaban mejor rematadas y aparentemente de mejores materiales de los que yo he visto en Inglaterra. La ciudad, formaba una fina silueta cuando miramos atrás; se ven muchas construcciones derruidas; el suelo es rocoso y entre las piedras crecen las retamas exuberantes en flor. De pronto se volvió cenagoso, y se presentó ante nuestros ojos una deprimente perspectiva como los caminos de Cornualles. Pasamos por la sierra de Santa Cruz, la cual habíamos visto a diez leguas de distancia desde el Puerto de Miravete. Es la aglomeración más sorprendente de ásperas rocas que nunca vi intercalados con parajes cultivados y olivares; y abajo hay una aldea con un convento.

   Cuando entramos a la aldea de Puerto de Santa Cruz, donde cenamos, la gente nos rodeaba para saber si éramos los caballeros que venían a pagar las deudas del Rey. Aquí probamos un plato muy recomendado y, de hecho, muy excelente de los españoles; es magro de cerdo muy sazonado con ajo y remojado en vino tinto. La entrada a la aldea aquí es por una puerta en la pared cubierta con una gran piedra y un relleno de piedras. Tan aficionados son estas personas a los adornos que una anciana aquí que haría Sycorax encantadora en comparación, llevaba pendientes y un collar.

   Las cigüeñas construyen sus nidos en casi todas las iglesias. Este ave se considera sagrada aquí, y ningún español le molestará. ¡Es agradable encontrar un prejuicio por esta parte de la humanidad!

   Si el rey de España tiene una chispa solitaria de sentido o humanidad, debe sentirse seriamente afligido al contemplar el estado miserable de sus dominios. La imaginación no puede concebir un clima más agradable. Aquí hay vino para alegrar el corazón del hombre, maíz para sostenerlo y aceite para mantener el rostro alegre. Cuando los moros poseían Extremadura, toda esta provincia era como un jardín bien cultivado; en la actualidad, la población, según Ponz, es solo de cien mil habitantes, aunque la provincia tiene doscientas millas de largo y ciento sesenta de ancho. Como causa de esta melancólica despoblación, dice que la peste de 1348 destruyó dos tercios de la población de España, por lo tanto, vastas extensiones de tierra quedaron sin cultivar, y por lo tanto se introdujo un sistema de pastoreo descuidado y similar al tártaro. Este extravagante sistema aún se sigue aplicando debido a su efecto, real o supuesto, en la calidad de la lana. El conde Floridablanca ha mostrado en una de sus publicaciones la locura de producir lana con tantos gastos para los fabricantes extranjeros, en lugar del tipo más tosco apropiado para su propia producción.

   Viajamos leguas sin ver una aldea, y cuando entramos una, son sitios aptos solo para parte de la familia porcina. En cuanto a los pueblos, no es posible que un inglés se haga a la idea de su extrema pobreza y miseria. Se puede hacer a la idea del estado del reino por esta circunstancia, ahora hemos recorrido 1.600 kilómetros sin haber visto nunca una casa nueva o una simple casa.

   Es la política de la Corte aquí y en Portugal, hacer que pague (impuestos) la nobleza, y por lo tanto, haciendo que tengan necesidades (económicas), hacerlos dependientes de la Corona para viviendas y pensiones. Así pues, esta legislación, una organización raramente demasiado entusiasta de la causa por la reforma, está completamente afianzada. El clero es el enemigo declarado de toda innovación: entre ellos, quienes creen en lo que profesan, deben ser fanáticos de mente estrecha, y quienes profesan lo que no creen deben ser malos hombres; los unos no pueden instruir, y los otros no lo harán. Deben ser despiadados porque están condenados al celibato, porque en ellos es delictivo complacer los afectos humanos, y si no los complacen, toda la leche de la bondad humana en sus corazones, se volverá amarga. ¿Dónde está la Reforma para empezar? Aquí se abandonan todos los mandatarios, porque todos los mandatarios son ignorantes. Pero antes de que cada hombre pueda ser virtuoso y feliz, el Árbol del Conocimiento debe crecer en el jardín de cada hombre.

   “Me río de los sistemas (dice nuestro amigo P.H.) cuando considero cuánto tiempo ha existido el púlpito para enseñar el deber, y la horca para imponerlo, y luego veo la enorme masa de maldad que uno pasa por alto y el otro no puede castigar; “y la forma más sabia es reírse de ellos: es una locura lamentarse por lo que no podemos enmendar, y en cuanto a enmendar el mundo, la Sociedad es un asno que pateará al hombre que intente aliviarlo de su carga.

Martes 19.

   Anoche dormimos en Miajadas; el Rey tiene un palacio allí, y visitamos las ruinas de un castillo y una iglesia noble. El pueblo está a tres leguas del Puerto de Santa Cruz. La primera parte sobre un suelo infértil y pedregoso, así pues escasamente plantado con robles espinosos y maíz entre los árboles, ahora del verdor más agradecido. A mitad de camino hay un puente sobre un pequeño riachuelo, en un extremo se encuentra un ascenso de más de cien yardas por un camino elevado; en el otro una curva tan abrupta como para formar literalmente un ángulo recto; en España se han construido cosas tan excelentes: si el puente se hubiera construido aproximadamente un cuarto de milla más arriba, el ascenso y la curva podrían haberse evitado, y el camino se habría acortado. El suelo de Miajadas está sin cultivar, y desde la colina sobre el pueblo, observamos una gran llanura pantanosa rodeada de montañas. Aquí, como de costumbre, nos entretuvieron con las quejas a la Corte. Una chica nos dijo que el paso del Rey había roto cinco vasos allí en una noche. “¿y pagaron por ellos?” ¡Pagad por ellos maldita gente! Ni un maravedí”. –La habitación en la que estábamos estaba arqueada como un sótano, y bajamos dos escalones para entrar: estaba tan húmeda que llegué a la conclusión de que cualquier alimaña que se hubiera caído accidentalmente allí, debería haberse constipado y muerto de asma. Me equivoqué, lamentablemente.

(Traducido al castellano por los alumnos y alumnas María Luisa Cornejo Aliseda, Juana González Tello, María Matilde González Tello, Ana María Nieto Masa, Ana María Ramos Masa y Catalina Tello Mayoral)

Volver al menú Robert Southey