
Arte y tradición: 6 de enero, Día de los Reyes Magos
Ábside de Santa María de Taüll (h. 1123) (Fuente: Rafael Jiménez, Wikipedia)
La festividad de los Reyes Magos es una tradición española que también es compartida y celebrada en muchos de los países hermanos hispanoamericanos. Es una fiesta especialmente dedicada a los niños y niñas y con ella finalizan el ciclo de celebraciones navideñas.
En este día suelen hacerse regalos a familiares, amigos y allegados, aunque los principales destinatarios de los mismos suelen ser los más pequeños. Esta costumbre se basa en un pasaje del Evangelio de Mateo (2, 1-12) según el cual unos magos llegados de Oriente, guiados por una estrella, encontraron a Jesús con su madre María y le ofrecieron como presentes oro, incienso y mirra.
Desde hace siglos, estos personajes han sido identificados como tres reyes magos llamados Melchor, Gaspar y Baltasar. Sin embargo, en las fuentes bíblicas no se hace referencia ni al número, ni al oficio, ni a los nombres de los mismos; por lo que todo es fruto de aportaciones posteriores.
NI ERAN REYES, NI ERAN MAGOS…
Según los historiadores, teólogos y otros estudiosos del tema, los personajes que han dado origen a la fiesta que celebramos en esta fecha no eran reyes ni magos; sino sacerdotes originarios de Media, una región de la antigua Persia (actual Irán).
En el antiguo idioma persa se llamaba “magi” a los sacerdotes medos. Esta palabra pasó al griego “magos”; que luego pasó al latín “magus”, y del término latino derivó al castellano, gallego y portugués (mago), estremeñu (magu), catalán (mag)…
En muchas civilizaciones de la Antigüedad los sacerdotes eran considerados sabios por tener conocimientos sobre escritura, astronomía, astrología… Además de tener la facultad de agradar a las divinidades por medio de oraciones y ritos y actuar como intermediarios entre los dioses y el común de los mortales. Por tanto, los sacerdotes tenían gran influencia sobre las antiguas sociedades y su poder podía ser, a veces, similar o mayor que el de algunos reyes. De ahí que, en los primeros siglos de la Era cristiana, pudieran asociarse o confundirse los roles de sacerdotes (magi) y reyes. Sin descartar otras hipótesis como el posible interés de la Iglesia primitiva de ensalzar el status de estos magi para, así, magnificar aún más la personalidad de Jesús.
NI ERAN TRES…
La representación iconográfica más antigua que conservamos y conocemos de los Reyes de Oriente se encuentra en la ciudad de Roma, en la famosa catacumba paleocristiana de Priscila. Se trata de la escena de la Epifanía de Jesús, pintada al fresco entre los años 150 y 250 d.C. en uno de los frentes de la clave de un arco de medio punto. En dicha escena aparecen tres figuras dispuestas en pie, diferenciadas unas de otras por distintos colores, que parecen portar algo en sus manos y se dirigen en fila hacia otra figura, esta vez sedente, que se identifica con la Virgen María y que sostiene en su regazo al niño Jesús.
Algo posterior, del siglo IV, es la escena de la Epifanía en la catacumba de Domitila. En este caso, María y el Niño aparecen escoltados por dos reyes a cada lado. Las pinturas están mejor conservadas y los detalles son mayores, destacando el gorro frigio que portan los cuatro oferentes como tocado, y que es característico en las representaciones de personajes orientales.
NI ERAN DE RAZAS DIFERENTES.
En las representaciones más antiguas conservadas, los Reyes Magos aparecen como varones de piel blanca. Fue a partir del siglo XIV cuando se estableció la convención de representar a cada rey como representante de cada uno de los tres continentes conocidos hasta entonces. Así, Melchor se identificó con Europa, Gaspar con Asia y Baltasar con África.
LOS NOMBRES DE LOS REYES.
La primera constancia documental que conservamos sobre el nombre de los Reyes Magos la encontramos en la basílica de San Apolinar el Nuevo, en Rávena. Los nombres de Gaspar, Melchior y Balthassar aparecen junto a tres personajes representados con la técnica del mosaico. Estas figuras fueron realizadas a mediados del siglo VI, cuando la iglesia dejó de estar habilitada para el culto arriano y fue reconsagrada para culto católico por los bizantinos. De nuevo, aparecen tres varones de tez blanca, tocados con el gorro frigio, que portan ofrendas ante María y Jesús. Lo más llamativo, además de ser quienes encabezan una procesión de mujeres santas, es la representación de sus rostros: Gaspar aparece como un hombre con barba y largos cabellos canosos; Melchior es un joven imberbe con cabello corto y Balthassar es representado como un adulto con media melena y barba negra.
En la época Antigua, todo nombre escondía un gran poder. En el caso de Melchior (Melchor en español actual), parece derivar del hebreo melech (rey) y or (luz), por lo que significaría “el rey de la luz”; Gaspar procede del persa kansbar, “el administrador del tesoro”, al igual que Baltasar, que viene de Belsasar o Bel-Sar-Utsor, que significa “Bel protege al rey” (siendo Bel o Baal el nombre de un antiguo dios).
A partir de entonces, estos tres nombres se han mantenido en la tradición y en el arte. Otro ejemplo son las pinturas murales del ábside de la iglesia de Santa María de Taüll (Lérida, siglo XII). Siguiendo los cánones estilísticos propios del arte románico, los Reyes Magos aparecen en los flancos del trono donde se sientan María y el Niño. Los tres siguen el modelo iconográfico de Rávena y son identificados como Melhior, Gaspas y Baldasar.